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El Día Internacional de las Familias promovido por las Naciones Unidas.

Francesco Belletti, sociólogo, director del Cisf (Centro Internacional de Estudios de la Familia), Responsable Científico del Observatorio Internacional de la Familia (Family International Monitor)


1. La familia: un tema central pero no obvio

El debate internacional sobre la familia sigue caracterizado por una ambivalencia permanente:

  • por una parte, existe un consenso creciente sobre el valor de la familia como "unidad básica de la sociedad" (the basic unit of society, punto h. de los "Principios y objetivos" de la Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social, 14 de marzo de 1995) como elemento insustituible de protección para el bienestar de la persona y para la cohesión social de las comunidades y los pueblos. La centralidad de la familia para hacer frente a la emergencia de la pandemia del Covid-19 es una confirmación más de ello, como también lo atestigua el documento de antecedentes (Background Note) para el Día Internacional de las Familias 2020, dedicado este año a "Familias en desarrollo: Copenhague y Beijing + 25", en el que se subraya que "La pandemia de COVID-19 de 2020 pone de manifiesto la importancia de invertir en políticas sociales que protejan a las personas y familias más vulnerables. Son las familias quienes se llevan la peor parte de la crisis, se ven obligadas a proteger a los miembros de su familia, a cuidar de sus hijos que no pueden asistir a la escuela, y a continuar con sus responsabilidades laborales. Las familias se encuentran en el centro de las interacciones intergeneracionales y son nuestro apoyo durante esta crisis";

  • por otra parte, el concepto mismo de familia ha sido cuestionado en varias ocasiones, generando contrastes y desencuentros a todos los niveles. La intervención legislativa en muchas naciones y organismos internacionales ha tenido a menudo una influencia decisiva en la definición misma de la familia, modificando así la propia libertad de autorrealización de las familias concretas. También se podría hablar del riesgo de una "subsidiariedad al revés", en la que es la ley la que impone una definición de la familia y las relaciones familiares, en lugar de limitarse a establecer las condiciones para que las familias puedan desarrollar su propia responsabilidad independiente.

Dentro de este escenario ambivalente (que merecería ser explorado con mayor detenimiento de lo que aquí es posible) un papel ciertamente importante ha sido el que ha desempeñado la promoción del Día Internacional de las Familias (IDF por sus siglas en inglés), lanzado por las Naciones Unidas el 15 de mayo de cada año (resolución de la Asamblea General A/RES/47/237) con el objetivo de " promover la concienciación y un mejor conocimiento de los procesos sociales, económicos y demográficos que afectan a las familias", y como resultado de la proclamación de 1994 como el Año Internacional de la Familia https://www.un.org/development/desa/family/international-year-of-the-family.html (y aquí también hay una diferencia no marginal, en términos de ambivalencia, entre el Año Internacional de la Familia, "en singular", y el Día Internacional de las Familias, "en plural").

En todo caso, la atención que Naciones Unidas dedicó a la familia sigue siendo objetivamente importante en esos años; el lanzamiento de 1994 se deliberó en 1989 (resolución 44/82, de 9 de diciembre de 1989), como testimonio de una visión a largo plazo, que quería reconocer a la familia como una infraestructura social decisiva para la protección de las personas y para el desarrollo general de una sociedad mundial más justa, solidaria y pacífica. Ya en 1983 y 1985, además, el Consejo de las Naciones Unidas (Resolución 1985/29 de 29 de mayo de 1985) invitó a la Asamblea General a que considerara la posibilidad de incluir en su agenda el tema de "Las familias en los procesos de desarrollo", con el fin de iniciar un proceso de sensibilización de los gobiernos, los organismos intergubernamentales, las redes de las ONG y la opinión pública, para que pudieran preparar políticas familiares adecuadas.

También era digno de apoyo el enfoque propuesto tanto por el tema como por el lema del Año 1994: el tema general era "Familia, recursos y responsabilidades en un mundo en evolución": el lema era "Erigir la democracia más pequeña en el corazón de la sociedad'". Ambas frases colocan a la familia en la columna de recursos, con un papel activo y generativo, y no en la columna de fragilidad (necesidades, carencias, solicitudes de apoyo al Estado).

También cabe destacar la actitud positiva de la Iglesia, expresada por Juan Pablo II el día de Navidad de 1993: «La Iglesia saluda cordialmente esta iniciativa y se asocia a ella con todo el amor que tiene por cada familia humana. Quisiera anunciar, precisamente durante este encuentro internacional de las familias, una convocación especial para todo el pueblo cristiano [sería el primero de los “Encuentros Mundiales de las Familias”; en Roma, en octubre de 1994, que continuaron en varias ciudades del mundo, hasta el Décimo Encuentro, aplazado de 2021 a 2022 debido a la emergencia de la pandemia, de nuevo en Roma – N. del E.] http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/it/sezione-famiglia/incontro-mondiale-delle-famiglie.html. Desde la Fiesta de la Sagrada Familia de este año, hasta la Fiesta de 1994, celebraremos también el Año Internacional de la Familia en la Iglesia Católica.

El Pontificio Consejo para la Familia, en relación con los demás organismos competentes, seguirá las iniciativas de las Naciones Unidas en un espíritu de diálogo y colaboración, preparando y coordinando las celebraciones y las manifestaciones que se promoverán en el seno de la Iglesia Católica.

El Año Internacional de la Familia ofrecerá sin duda una oportunidad pertinente para profundizar en los valores constitutivos de esta institución natural. Estoy seguro de que un mejor conocimiento y apreciación de estos ayudará a construir un mundo más fraternal y solidario, especialmente a los que se dedican diariamente a la pastoral familiar, para acoger este singular momento de gracia para un trabajo que vaya aún más allá».


También es muy interesante la representación gráfica adoptada por las Naciones Unidas (y todavía en uso) para cada acción sobre la familia: dentro de un círculo verde bien definido (que representa el mundo), se representó "un corazón cubierto y protegido por un techo, conectado a un corazón más pequeño, para representar la vida y el amor en un hogar donde todos encuentran calor, cuidado, seguridad, unidad, tolerancia y aceptación [...] El diseño es abierto, para significar que la continuidad está ligada a una cierta dosis de incertidumbre. La pincelada que completa la parte abierta del techo simboliza la complejidad de la familia".

2. Un enfoque virtuoso: la subsidiariedad

La estrategia de promoción del Año Internacional 1994 (y los posteriores Días Internacionales) se caracterizó por al menos dos elementos interesantes (comunes a las acciones más innovadoras y eficaces promovidas por las Naciones Unidas):

  • en primer lugar, Naciones Unidas se posicionó como facilitador y promotor de la sensibilidad y de las responsabilidades de cada uno de los Estados, en lugar de concebirse como el sujeto que llevaba a cabo eventos, iniciativas y proyectos. Así pues, el protagonismo y la responsabilidad de la innovación y la planificación seguían recayendo en los gobiernos nacionales y/o las redes regionales (redes entre países en Europa, en África, en los países árabes, etc.). A su vez, muchos países han promovido una transferencia de acciones del nivel nacional a las autoridades locales más cercanas al territorio (los estados individuales para Estados Unidos, las regiones y los municipios en Italia, etc.). En otras palabras, se desencadenó un proceso en cascada en el que el Día de la Familia se convertía cada año en una oportunidad y un catalizador para la innovación social y las nuevas opciones de política social y familiar a nivel nacional y local. En los 25 años pasados, al examinar los informes que se presentan periódicamente a la Asamblea General para informar sobre las iniciativas emprendidas, se observa que no todas las naciones han aprovechado adecuadamente esta oportunidad y que, en general, fueron los países en desarrollo los que aprovecharon la oportunidad del Día Internacional de las Familias para iniciar procesos de innovación social y volver a poner la dimensión familiar en el centro.

  • En segundo lugar, se ha prestado especial atención al papel y las actividades del asociacionismo familiar y de la sociedad civil (las ONG del sector), consideradas también como los verdaderos generadores de novedad, acción social, ayuda directa a las familias y, sobre todo, apoyo para un protagonismo renovado de las propias familias. En efecto, las redes de las ONG familiares conectadas a la actividad de las Naciones Unidas, además de actuar en Nueva York, siguen teniendo una importante referencia en la sede de Viena (http://www.viennafamilycommittee.org/), y continúan una valiosa labor de enlace y promoción a nivel internacional.

En ambos casos podemos hablar de una correcta "subsidiariedad", que ha puesto en el centro a los organismos y actores más cercanos a la vida cotidiana de las familias.

3. La agenda de los temas recurrentes


La agenda de prioridades de acción para apoyar a las familias de todo el mundo era obviamente muy compleja y articulada, y requería –y sigue requiriendo– un enfoque dual:


  • por un lado, es esencial mantener una visión unitaria y multidimensional de la vida familiar en su conjunto (relaciones personales, educación, ingresos, vivienda, trabajo, libertad...);

  • por otro lado, algunos puntos deben ser abordados y observados con instrumentos específicos y concretos, de manera sectorial (ofrecer trabajo a las nuevas generaciones, proteger la maternidad, proteger a los miembros débiles de la familia, etc.).


En este sentido, la planificación analítica de los Días Internacionales de las Familias ha ido acompañada desde el principio de tres macroprioridades, que ya habían sido puestas en marcha por la ya mencionada Declaración Final de la Conferencia de Copenhague de 1995 sobre desarrollo social, y que en la actualidad han sido retomadas de diversas maneras por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (Sustainable Development Goals 2030):


  • erradicar la pobreza abordando la pobreza de las familias y su exclusión social;

  • pleno empleo y trabajo decente, asegurando un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar;

  • integración social, promoviendo la solidaridad entre generaciones dentro de las familias y las comunidades.


Así pues, el 15 de mayo de cada año, por medio del Día Internacional de las Familias, las Naciones Unidas han instado a los organismos internacionales, los gobiernos nacionales y las administraciones locales, así como a las ONG, sus redes y asociaciones a todos los niveles, a que aborden cuestiones específicas, para incluirlas con mayor regularidad y cuidado en su programa operativo (véase la tabla).


Recorriendo la lista de los 25 temas propuestos de 1996 a 2020, surge una fuerte heterogeneidad de puntos, que ciertamente parece virtuosa:


  • se ha requerido la atención a dinámicas en el seno la familia (padres y madres en 2008 y 2009, la relación entre hombres y mujeres y los derechos de los niños, 2015);

  • no ha faltado la valorización de la familia como recurso para la sociedad y como sujeto autónomo y socialmente responsable (como en 2000, 2017 y 2018), generador de bien común (véase también la conexión con los temas del desarrollo mundial, en 2014 y 2016, o con el cambio climático, en 2019);

  • también se han indicado condiciones específicas de fragilidad y vulnerabilidad, sobre las que se puede actuar con una perspectiva familiar y no individualista (como en el caso de las personas discapacitadas en 2007 o de los migrantes en 2010).



1996 Las familias: primeras víctimas de la pobreza y la privación de vivienda

1997 Construir familias basadas en la colaboración

1998 Las familias: educadores y garantes de los derechos humanos

1999 Familias para todas las edades

2000 Las familias como agentes y beneficiarios del desarrollo

2001 Las familias y los voluntarios enriquecen la vida comunitaria

2002 Las familias y el envejecimiento: desafíos y oportunidades

2003 En preparación de la celebración del Décimo Aniversario del Año Internacional de la Familia en 2004

2004 Décimo aniversario del Año Internacional de la Familia: una red en acción

2005 El VIH/SIDA y el bienestar familiar

2006 Las familias cambiantes: desafíos y oportunidades

2007 Las familias y las personas con discapacidades

2008 Los padres y las familias: responsabilidades y desafíos

2009 Las madres y las familias: desafíos en un mundo cambiante

2010 Las repercusiones de las migraciones en las familias del mundo

2011 Lucha contra la pobreza de las familias y la exclusión social

2012 Lograr un equilibrio entre el trabajo y la familia

2013 Promoción de la integración social y la solidaridad entre las generaciones

2014 Las familias son importantes para el logro de los Objetivos de Desarrollo Año Internacional de la Familia + 20

2015 ¿Los hombres a cargo? Igualdad de género y derechos de los niños en las familias contemporáneas

2016 Las familias, una vida sana y un futuro sostenible

2017 Familias, educación y bienestar

2018 Familias y sociedades inclusivas

2019 Las familias y la Acción por el clima enfoque en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 13

2020 Familias en desarrollo: Copenhague y Beijing + 25


Asimismo, de la lista se desprende que el tema de la pobreza, que concierne más directamente a las actividades de este Observatorio Internacional, se propuso en 1996, el primer año en el que el Día 15 de mayo se dedicó a un tema específico, lo que confirma que el entrelazamiento de la familia y la pobreza sigue siendo decisivo cuando se reflexiona a nivel mundial sobre el papel de la familia como promotora del desarrollo y el bienestar para los individuos y las sociedades. (Families: First Victims of Poverty and Homelessness).


Además, 1996 había sido proclamado Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza (un objetivo que aún está lejos de alcanzarse) y, por analogía con la familia, ya se había identificado para este tema un Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza en 1992, fijado para el 17 de octubre de cada año.


En su mensaje del 15 de mayo de 1996, el Secretario General de las Naciones Unidas recordó que "la familia ha sido y sigue siendo un baluarte contra la pobreza. Pero la pobreza puede corroerla, perjudicando la solidaridad familiar y las relaciones familiares. En las situaciones más extremas la pobreza contribuye a la disfuncionalidad o a la ruptura familiar. Otras fuerzas contemporáneas someten a las familias a estrés en la actualidad. Entre ellas figuran los cambios en la estructura demográfica de la población, las grandes migraciones de pueblos, especialmente de jóvenes en busca de oportunidades de empleo y económicas, y las migraciones forzosas debidas a conflictos bélicos o guerras civiles. Todos estos acontecimientos hacen que el acceso, a menudo ya precario, a una protección adecuada y a los servicios esenciales sea aún más difícil".


Además, la importancia del entrelazamiento de los dos temas, las familias y la pobreza, queda confirmada por el hecho de que en 2011 el Día también se dedicó a la relación entre la familia, la pobreza y la exclusión social (Confronting Family Poverty and Social Exclusion), subrayando que "hay demasiadas familias que padecen dificultades crónicas y atroces. A falta de puestos de trabajo y de medios de subsistencia, los adultos no pueden proporcionar una nutrición adecuada a los niños, dejándolos con cicatrices físicas y cognitivas permanentes. Otros miembros de la familia pueden sufrir abandono y privaciones. La pobreza sigue cobrándose la vida de cientos de miles de mujeres todos los años cuando dan a luz" (Mensaje del Secretario General para el 15 de mayo de 2011).


Por lo tanto, para las Naciones Unidas, el vínculo entre la familia y la pobreza también sigue siendo un elemento indispensable de estas décadas difíciles y turbulentas, en las que, a nivel mundial, la producción de crecientes niveles de riqueza en distintas partes del mundo también ha ido acompañada, lamentablemente, de una creciente desigualdad, penetrante y con distancias cada vez más intolerables, entre unos pocos que tienen cada vez más, y muchos que tienen cada vez menos. Es cierto que la marginalidad más extrema parece reducirse progresivamente; pero se sale de la extrema pobreza para llegar a situaciones de muy alta vulnerabilidad, en las que hasta la más mínima "sacudida", como una enfermedad en la familia, un gasto inesperado, una crisis de empleo local, un evento climático adverso, puede volver a sumirte en la marginalidad, como probablemente sucederá en los próximos meses, teniendo que hacer frente a las consecuencias a medio y largo plazo de la pandemia que todavía estamos atravesando. Y mientras tanto, en el otro extremo, cada vez menos personas poseen una parte cada vez mayor de la riqueza mundial.


También por estos motivos, el Observatorio Internacional de la Familia se propone continuar el análisis iniciado en este trienio (2019-2021), dedicado específicamente a la intersección entre familia y pobreza, para proponer una reinterpretación original de las dinámicas que se desencadenan entre las familias "que resisten" y los factores de empobrecimiento estructural o relacional, con el fin de ofrecer nuevas ideas al debate internacional para promover sociedades más favorables a la familia, en las que cada familia pueda sentirse protagonista de su propia vida, generar bienes para sus miembros y su comunidad y no sea nunca abandonada por la sociedad.


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